Lo peor es que prefiero ser copiloto,
antes que darme de bruces contra Norte.
Pero duele saber que te has perdido, porque querías perderte.
Porque no confías en el volante.
O mejor dicho, prefieres no saber utilizarlo.
Manos libres:
Los cobardes no frenan.
Caen de bruces.
No hay comentarios:
Publicar un comentario