Cargo los versos con nostalgia,
y es que el alba no espera
a los pensamientos de otoño,
que quieren ser primavera.
No hay nada escrito
en mi continuo día de mañana.
Devenir y porvenir
de una vida sin retorno.
Y son mis días en vano,
los dueños del utópico vilo:
de enlace a desenlace,
de efímero a infinito.
Hoy el blanco impotente,
quiere ser porcelana.
Para romper en mil pedazos,
todos los miedos del mañana.
Pide llamarse existencia,
y depender de la ilusión.
Pide silenciar la conciencia,
enterrarla bajo emoción.
Pide romper el anonimato,
alimentarse de sí mismo.
Aprovechar toda vivencia
para poder pasar sus sueños,
a limpio.
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