martes, 4 de abril de 2017

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Cargo los versos con nostalgia,
y es que el alba no espera
a los pensamientos de otoño,
que quieren ser primavera. 

No hay nada escrito 
en mi continuo día de mañana. 
Devenir y porvenir
de una vida sin retorno. 

Y son mis días en vano,
los dueños del utópico vilo: 
de enlace a desenlace,
de efímero a infinito.

Hoy el blanco impotente,
quiere ser porcelana. 
Para romper en mil pedazos, 
todos los miedos del mañana.

Pide llamarse existencia,
y depender de la ilusión.
Pide silenciar la conciencia, 
enterrarla bajo emoción. 

Pide romper el anonimato,
alimentarse de sí mismo.
Aprovechar toda vivencia 
para poder pasar sus sueños, 
a limpio.

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