domingo, 12 de marzo de 2017

En la morada


Babia está desierta,
llegó el gélido invierno
y no me percaté,
sólo vienen de vacaciones.

Turistas,
todos soñáis con vivir aquí. 
Pero hace frío 
y es hora de marcharse.

Lo sé, no puedo irme,
aprecio el frío, 
porque tengo el poder
de encender el fuego, 
de creer que puedo ser,
sol por un día.

Pero de qué sirve gastar más leña, 
si se van, no permanecen.
De qué sirve ser fuego que arde
 gracias a los billetes de vuelta.

¿Qué hago yo aquí?
Porque soy la única que lo estima.
Porque soy la única que sustenta el calor, 
alimentándome del frío. 

Nativa y forastero.
Yo te dije : estoy.
Tú dijiste : siento.

Demostrándome que nunca entraste.
No estás, no existe.

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